Con más de dos décadas escribiendo canciones, Steven Abrams ha encontrado un nuevo cauce para su música en All Around The World, un disco que propone una ruta clara a través de sonidos familiares y arreglos medidos. Una de las piezas más destacadas es Everything Comes And Goes, tercera en el orden del álbum, que arranca con una guitarra eléctrica en primer plano y un ritmo pausado. La voz entra sin apuros, dejando espacio para que poco a poco los demás instrumentos se sumen, creando un ambiente de rock suave con una atmósfera que se siente sólida y bien delineada.
Más adelante aparece Never Letting Go, una canción que se posiciona con soltura dentro de la segunda mitad del álbum. Aquí, Abrams se permite coquetear con un pop accesible, sin dejar de lado sus raíces rockeras. El ritmo es constante, las guitarras tienen un aire juguetón y el resultado final consigue mantenerse en la memoria sin esfuerzo. No hay estridencias, sino una intención clara de equilibrio entre melodía y estructura, como si cada elemento estuviera ahí para cumplir su función con precisión.
El cierre llega con On My Way, última canción del disco y una pieza que recoge mucho de lo planteado anteriormente, pero llevándolo hacia un territorio más nostálgico. Con guiños evidentes al pop de principios de los 2000, se apoya en un ritmo tradicional pero funcional, enriquecido con arreglos que, sin reinventar nada, logran sostener el interés. El toque de rock se mantiene como un hilo conductor, pero esta vez al servicio de una canción más inmediata, que apuesta por enganchar sin complicaciones.
Steven Abrams, que ha dedicado buena parte de su vida a la composición y la guitarra, parece encontrar en este disco un punto de partida para una etapa más pública de su trayectoria. Aunque no se presenta como intérprete, su trabajo en All Around The World deja claro que su mirada está puesta en la producción y en la circulación de su música en nuevos espacios. El resultado es un disco que, sin ser disruptivo, sabe ofrecer canciones pensadas con oficio y ejecutadas con claridad.
Desde Los Ángeles llega Band of Muses, un proyecto gestado entre dos hermanas, Penny-Scarlett Muse y Daisy Rose Muse, que se abre paso con una primera entrega titulada “Cinnamon”. La canción, publicada en abril de 2025, propone un recorrido sensorial donde los ecos de la psicodelia clásica se combinan con una instrumentación que no teme explorar matices orientales. El resultado es una mezcla que remite a una época, pero que no busca imitarla, sino reinterpretarla desde una visión más íntima.
Las referencias son claras: Led Zeppelin, The Doors o Jefferson Airplane funcionan como pilares, pero lo interesante es cómo Band of Muses los filtra a través de su propio universo. En lo instrumental, Daisy Rose toma como guía la técnica de Eric Clapton, dando lugar a pasajes de guitarra que evitan el exceso y apuestan por la atmósfera. Por su parte, las letras de Penny-Scarlett reflejan una sensibilidad lírica que se nutre de figuras como Bob Dylan y Tori Amos, aportando un aire introspectivo sin caer en la pretensión.
“Cinnamon” no se presenta como una canción que busca complacer de inmediato, sino como una experiencia que se construye por capas. La voz, etérea y perfectamente integrada, guía la melodía entre sonidos envolventes y ligeros contrastes, aportando un carácter onírico que se mantiene firme a lo largo del tema. Hay una intención clara de jugar con el ritmo y el color, sin abandonar nunca la estructura de una canción pop bien contenida.
Aunque este es apenas su debut, Band of Muses deja claro que su propuesta no se limita al guiño nostálgico. Con nuevas canciones previstas para este 2025, el dúo parece tener claro hacia dónde quiere llevar su proyecto: un espacio donde lo clásico y lo personal se encuentren sin forzar la convivencia. “Cinnamon” es solo el inicio de ese camino, uno donde las influencias no pesan, sino que acompañan.
Con una trayectoria que ha cruzado escenarios tan diversos como el Carnegie Hall en Nueva York y festivales en Europa del Este, Whitney Lyman ha construido una carrera marcada por la exploración sonora y una voz que desafía lo convencional. Desde su rincón en el Pacífico Noroeste, ha sabido ser parte esencial de la escena musical de Seattle, moviéndose entre el indie pop, el rock y la experimentación instrumental con soltura y decisión.
Su nuevo lanzamiento, “Supermoon”, continúa ese camino, pero desde una orilla más introspectiva. La canción se desliza sobre un ritmo tranquilo y bien contenido, con una producción que abraza un rock suave pero cargado de una atmósfera ligeramente oscura. En lugar de optar por la efusividad, Lyman se sumerge en una ambientación contenida, que deja espacio para el detalle y la pausa, sin perder conexión emocional.
La voz de Whitney Lyman, siempre presente pero nunca avasallante, funciona como un ancla emocional en medio de esta bruma melódica. Hay una calidez escondida en su interpretación, como si la oscuridad que propone “Supermoon” no fuera del todo fría, sino más bien un refugio momentáneo. Esa ambivalencia entre sombra y abrigo es quizá el mayor acierto de esta entrega, que logra sugerir más de lo que afirma.
Respaldada por marcas como Gibson y Mackie, y con un historial de colaboraciones que incluye a ODESZA y la Seattle Rock Orchestra, Whitney Lyman continúa trazando un camino propio, sin estridencias ni fórmulas repetidas. “Supermoon” no busca impresionar desde lo obvio, sino generar un espacio sonoro donde el oyente pueda habitar con calma, entre lo etéreo y lo íntimo.
Detrás del seudónimo Walter The Producer se esconde Reid, un joven creador que ha moldeado su estilo desde temprana edad entre guitarras, pianos y producción casera. Originario de la costa sur de Massachusetts, su formación artística comenzó mucho antes de que su nombre circulara por listas virales. Su último trabajo, un EP que lleva por título “Roadtrip”, busca capturar un momento, una sensación que vibra con el pulso del indie rock moderno.
La canción “Roadtrip” destaca por un ritmo constante y adictivo, marcado por una producción limpia que no teme jugar con un rock ligero. La voz de Walter, aguda y llena de matices, se encarga de darle carácter a un tema que no necesita estridencias para hacerse notar.
Reid ha citado a nombres como Tame Impala y Childish Gambino entre sus referencias, pero su trabajo no se limita a emularlos. Hay una búsqueda clara por lo personal, lo casero, lo honesto, sin dejar de sonar actual. En “Roadtrip”, eso se traduce en una mezcla equilibrada de intensidad y detalle, donde el indie rock es la columna vertebral, pero la actitud pop y la sensibilidad del R&B alternativo terminan por enriquecer el recorrido.
A los 22 años, Walter The Producer no parece tener prisa por definirlo todo. Su música —que él mismo produce, mezcla y masteriza— es su forma de hablarle al mundo sin necesidad de explicaciones. “Roadtrip” funciona como una ventana a su universo creativo, donde lo personal y lo sonoro se funden para crear una experiencia tan íntima como expansiva. Una invitación abierta a dejarse llevar, al menos por tres minutos.
Desde Austin, Adi Rao lanza “Beat The Odds”, una pieza que se mueve con paso medido, sin apuro, apostando por una construcción dedicada que entrelaza elementos de folk y rock suave con la precisión de quien domina su voz como un instrumento más. La canción se desliza con un ritmo lento, casi introspectivo, y encuentra su fuerza en los detalles que componen una atmósfera cuidada sin necesidad de artificios.
Lo que distingue a Rao no es sólo su formación clásica ni su reconocimiento internacional —como su reciente nominación al IIFA o la consideración al Grammy—, sino su capacidad para atravesar géneros sin perder dirección. En “Beat The Odds”, su timbre vocal añade un peso emocional importante: no busca deslumbrar por potencia, sino por intención. Cada frase parece colocada con la conciencia de quien canta desde la experiencia, no desde el artificio.
La canción no pretende ser un himno ni se siente diseñada para el impacto inmediato. En cambio, se presenta como una confesión que se va desplegando con calma, apoyada en una instrumentación cálida que mezcla lo acústico con leves destellos contemporáneos. Es en ese punto medio, entre lo clásico y lo moderno, donde Rao encuentra su espacio más honesto, más propio.
Adi Rao, en “Beat The Odds”, demuestra que lo sentimental no necesita grandilocuencia. El tema propone una escucha atenta, no por complejidad, sino por la forma en que cada elemento —voz, guitarra, textura— suma a una experiencia envolvente.
Desde Winter Garden, Florida, Francesca Tarantino se ha ido consolidando como una artista prometedora del pop-rock. Cantante, compositora y guitarrista, Francesca ha demostrado una versatilidad y pasión que la han llevado a romper récords y conquistar escenarios por todo Estados Unidos.
Su más reciente sencillo, Not So Serious, es una canción fresca y contagiosa que llega justo a tiempo para convertirse en el himno del verano. Este tema, auto-producido por Francesca, refleja su madurez artística y su capacidad para crear melodías pegajosas con letras que invitan a disfrutar la vida sin complicaciones, a dejarse llevar y a encontrar la alegría en los momentos simples.
Not So Serious es más que una canción: es una invitación a soltar el estrés, a vivir el momento y a cantar con el corazón. Con su voz única y su estilo fresco, Francesca Tarantino continúa abriéndose camino en la música independiente, consolidándose como una artista que no solo domina el escenario, sino que también toca el alma de quienes la escuchan.
Con una combinación de talento, perseverancia y una voz que cautiva, Francesca Tarantino está lista para conquistar nuevos públicos y consolidarse como una de las grandes figuras del pop-rock contemporáneo.
Pol Batlle, tras su paso por la banda Ljubliana & the Seawolf y el lanzamiento de su debut en solitario Salt Mortal (2022), el músico presenta ahora A Caballo Voy, un nuevo EP que confirma su evolución artística y su capacidad para emocionar desde el riesgo y la autenticidad.
A Caballo Voy marca un giro significativo en el sonido de Batlle. Sin abandonar del todo sus raíces folk, el artista se adentra en paisajes más eléctricos, con arreglos arriesgados, texturas ambientales y una producción que privilegia lo emocional sobre lo comercial. La colaboración con el productor Ander Agudo y la reunión con antiguos compañeros de Ljubliana & the Seawolf imprimen al disco una sensación de reencuentro y madurez.
En canciones como “La Piel”, segunda pista del EP, se percibe con claridad esa nueva dirección: guitarras acústicas y eléctricas se entrelazan en una atmósfera envolvente, mientras la voz de Batlle –suave, quebradiza y a la vez firme– actúa como guía espiritual. El resultado es una experiencia sonora que requiere atención plena: no se escucha de fondo, se habita.
“La Piel” es una declaración estética y conceptual. La canción, minimalista en estructura pero rica en matices, reflexiona sobre el cuerpo como territorio emocional, como límite y como puente entre lo tangible y lo invisible. La instrumentación se despliega con sutileza: reverberaciones, silencios que pesan, melodías que se expanden y retraen como una respiración contenida.
En A Caballo Voy conviven el folk alternativo, el rock atmosférico, el art pop e incluso ecos de la americana noventera. Pero más allá de los estilos, lo que brilla es una visión artística coherente y sensible, que apuesta por lo introspectivo, lo sutil, lo honesto.
Desde Barcelona, España, emerge Hanz Ruiz, un artista que combina el indie rock, el pop alternativo y la electrónica con mucha sensibilidad. Estas temáticas se envuelven en melodías pegadizas y arreglos elaborados, que van desde guitarras distorsionadas hasta atmósferas electrónicas cuidadosamente construidas. Este equilibrio entre lo melódico y lo reflexivo es una de las claves que ha permitido a Hanz conectar con un público creciente y fiel.
El próximo otoño será un momento clave con el lanzamiento de su primer EP, como adelanto, presentó el sencillo “Frío”, una canción que ejemplifica a la perfección su capacidad para combinar emociones contrapuestas: la melancolía del desamor y la frescura de un sonido vibrante y dinámico.
“Frío” se inspira en la cultura skate y la nostalgia de los años 2000, evocando tardes interminables y una sensación de libertad juvenil. Musicalmente, el tema mezcla riffs de guitarra distorsionados con un aire melancólico, mientras la voz de Hanz transmite una sinceridad que atrapa al oyente desde el primer instante. La canción ha sido fruto de un proceso creativo de dos años, producido por Joel Llauradó y apoyado por un equipo que también ha definido una estética visual acorde a la atmósfera del tema.
El videoclip en formato videolyric, filmado en un skate park, refuerza esa conexión con la cultura skater y el espíritu libre que define la música de Hanz Ruiz.Con un pie en la nostalgia y otro en la innovación, Hanz Ruiz representa esa nueva generación de músicos que no temen mezclar influencias y géneros para crear algo propio y resonante.
Con una identidad visual y sonora que parece salida de un sueño febril, Das Kope regresa con “Melting Away”, su nuevo sencillo lanzado el 7 de mayo de 2025. Este productor psicodélico, multiinstrumentista y artista visual brasileño radicado en Los Ángeles continúa expandiendo su universo lisérgico con una canción que se desliza entre la alucinación y la distorsión emocional.
Inspirado por una ola de calor californiana, Das Kope convierte esa sensación de sofoco existencial en una pieza de pop apocalíptico y vaporoso. “A veces la vida se siente como una larga caminata bajo el sol ardiente. No necesitas estar perdido en el desierto para empezar a ver espejismos”, comenta el artista. Ese sentimiento es palpable en cada nota del tema: sintetizadores derretidos, guitarras dilatadas y una voz que parece flotar sobre el asfalto caliente de una ciudad al borde del colapso.
El videoclip, animado por el propio Kope, refuerza esa estética de ensueño distorsionado. Fiel a su estilo DIY, el artista se encarga de todo: composición, producción y arte visual, creando una experiencia audiovisual inmersiva que combina referencias a la psicodelia de los 70 con una visión moderna y distópica del presente.
Después de haber girado por Norteamérica en 2022 y 2023, Das Kope pasó 2024 encerrado en su estudio, desconectado del ruido exterior, trabajando en lo que será su segundo álbum, previsto para finales del verano de 2025. “Melting Away” es el tercer adelanto de ese esperado trabajo, precedido por “Laying Low” y “We Must Be Out of Our Minds”, y confirma que estamos ante un artista que no teme desdibujar los límites entre lo musical, lo visual y lo sensorial.
Describiendo su estilo como “los Beach Boys atrapados en un episodio de Black Mirror”, Das Kope se consolida como una figura única en la escena psych-pop actual, alineado con artistas como Tame Impala, MGMT o Ariel Pink, pero con un sello profundamente personal. “Melting Away” no es solo una canción: es un estado mental.
Desde Medellín, Colombia, bajo el nombre de Ale Camalión se presenta el músico y diseñador gráfico Alejandro Cardona Arango quien ha creado un universo donde la vulnerabilidad se convierte en una fuerza creativa y la melancolía, en belleza sonora. Su EP debut, Saudade, es un refugio, una catarsis y renacimiento personal.
Su relación con la música comenzó en la adolescencia, pero fue interrumpida por una decisión dolorosa: abandonar su vocación para cumplir con las expectativas de lo que el mundo considera un “trabajo real”. Durante siete años, ese silencio lo arrastró a una profunda depresión. Sin embargo, fue precisamente en ese abismo donde encontró el impulso para volver a su esencia y reconstruirse desde el arte. Así nació Saudade, su primer EP.
Saudade es una palabra portuguesa que no tiene una traducción exacta al español, pero que encierra una mezcla de nostalgia, amor perdido y añoranza por lo que ya no está. Ese sentimiento atraviesa cada una de las seis canciones del EP, que fusionan synthpop, dream pop, shoegaze y una sensibilidad lírica profunda. Canciones como “Reflejos”, “El mar sobre nosotros”, “Noche negra” y “Mal y un reloj” tejen paisajes emocionales que hablan de desarraigo, introspección y reconexión personal.
El EP fue producido en Medellín junto a Simón Ramírez Acosta, guitarrista de La Banda del Bisonte, mientras que el mástering fue realizado por Sebastián Lopera, nominado a cuatro Latin Grammy.
El Track x Track de Saudade
No Hay Mas (ft. Cheri)
El disco abre con el focus track, “No hay más”, una colaboración con la artista Chéri, y ofrece una mirada cruda sobre la falsa idea de libertad que pueden representar las fiestas, las luces de la ciudad y el ruido social. Lejos de liberarnos, a veces nos aíslan aún más de nuestra esencia. Co
“No hay más denuncia la ilusión de que la ciudad y la fiesta puedan liberarnos. Al contrario, nos encierran, distanciándonos de lo que realmente somos”, explica Ale.
Un track influenciado por el sonido mas clasico del Indie Rock de los ultimos años, con reminisencias a Siddhartaha, Reyno o inclusive Zoé, el track nos lleva por capas de sintetizadores y guitarras crunchy, mientras las voces juegan mucho con la letra poetica y que logra destacar la voz de Cheri al darle un color dulce a la canción.
Mal y un Reloj
Como segundo track del disco Alex nos presenta una canción que se abalanza mas a los sonidos del rock, jugando entre metaforas y una oda al tiempo Mar y un Reloj, explora esta sensación de no poder parar el tiempo, mientras poco a poco nos lleva a un mundo lleno de sintetizadores y riffs de guitarras potentes.
Noche Negra
En Noche Negra, Alex explora nuevos colores de su voz, siendo el uso del falsete un distintivo de este track, con ritmos solidos y sintetizadores juguetones el artista nos lleva a una historia donde mirar hacia dentro y crecer a traves de la realidad se vulven la bandera de la canción, dandole este toque instrospectivo que busca Alex en Saudade, recordandonos en ocasiones a bandas como Cuarteto de Nos.
Kaguya
Desde el titulo del cuarto track se nos hace interesante la presentación de este nuevo tema, con una voz un poco mas ligera y una sensación mas relajada, este track le da ese punto de tranquilidad que el album necesitaba, si bien la canción sigue jugando mucho con temas como la nostalgia, el silencio y las emociones, la canción logra sentirse mas digerible y disfrutable entre su melodia instrumental.
El mar sobre nosotros
En camino a la recta final el mar sobre nosotros, inicia con todo con unos sintetizadores mas agresivos que llaman la atencion desde el primer momento, en esta ocasión el ritmo que venia proponiendo Ale durante en el disco se mantiene y quizas eso llegue a ser un poco cansado, pero esta exploración de un ritmo mas dance le da una sensación diferente a la canción, quizas nos hubiera gustado explorar un poco mas de minimalismo en algunos tracks … pero esta evolución a temas mas cargados de riffs y sintetizadores retros tambien se siente como un paso natural en la discografia.
Reflejos
Reflejos cierra el disco, con texturas diferentes a los tracks anteriores pero con una sencilles muy llevadera.
Más allá de su propuesta sonora, Ale Camalión se ve comprometido con la visibilización de la salud mental. Sus letras y mensajes apuntan a abrir conversaciones necesarias sobre depresión, ansiedad, y la importancia de volver a uno mismo.
“Quiero llevar a quienes se sumergen en mi universo a un mundo donde los sentimientos recobran su magia. Donde el dolor se transforma en arte”, concluye Ale.
Ale no solo canta lo que duele, sino que lo transforma en una experiencia que acompaña, abraza y libera. En tiempos de inmediatez y ruido, su música es una invitación a escuchar hacia adentro.