The Staleys: un gris que se queda

Hay canciones que no buscan llamar la atención de inmediato, sino quedarse contigo sin necesidad de levantar la voz. Oxford Grey, de The Staleys, funciona así. Con un ritmo tranquilo y constante, esta pieza se mueve como una tarde nublada en la que el tiempo parece detenerse. La voz mantiene ese tono rasposo y contenido, sin dramatismo, como quien cuenta algo que lleva tiempo queriendo decir.

La banda está formada por los hermanos Matt y Kyle Dolan, sus cuñados Victor Aguirre y Drew Fredrickson, y su amigo de la vida, Tom Zalduendo. Juntos, The Staleys construyen un sonido que mezcla el indie rock con tintes de folk americano, sin forzar las influencias. Ya habían mostrado su dirección con temas como “Yours To Lose” y “Cincinnati Rain”, donde lo acústico y lo eléctrico se encuentran sin apurarse.



En Oxford Grey no hay explosiones ni giros inesperados, pero sí una claridad en la intención. La instrumentación respira, se repite lo justo, y cada elemento parece estar puesto con cuidado, como si no hiciera falta más que lo esencial. Es el tipo de canción que se puede escuchar en loop sin sentirse repetitiva, porque no trata de impresionar, sino de acompañar.

Con base en Chicago y tras cambiar su nombre de Illinois Joy, The Staleys parecen encontrar una voz propia sin alejarse demasiado de sus raíces. En un panorama saturado de bandas que corren detrás del algoritmo, ellos se toman su tiempo. Y eso se agradece. Oxford Grey es un buen ejemplo de que a veces lo sencillo no solo basta, sino que permanece.


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