En medio del incesante vaivén que caracteriza la escena indie actual, Skinny Dippers ofrece un respiro sin pretensiones con su nueva canción I Just Can’t Help Feeling Curious. El proyecto liderado por Ryan Gross, con base en Brooklyn pero con raíces en la costa de Maine, parece seguir buscando el equilibrio entre la introspección personal y los paisajes musicales que evocan tardes al borde del mar. La canción mantiene ese sello suyo: melodías suaves, armonías corales y guitarras que flotan sin urgencia.
La colaboración con miembros de TOLEDO en su anterior álbum The Town & The City no fue un accidente. Esa influencia se deja sentir en esta nueva entrega, donde la mezcla de indie rock con elementos de folk y dream pop se mantiene vigente. Pero lo que destaca aquí no es el género, sino la forma en la que Skinny Dippers transforma un sentimiento común —la curiosidad emocional, la duda que roza la nostalgia— en un paisaje que parece tan personal como colectivo.
I Just Can’t Help Feeling Curious no recurre a grandes gestos ni a una producción saturada, al contrario, se apoya en lo mínimo necesario para que la letra respire y la melodía haga su trabajo sin forzar nada. La canción fluye como si estuviera escrita para ser escuchada sin apuro, ideal para aquellos momentos en los que uno necesita conectar con algo que no explique demasiado pero acompañe igual.
Hay una estética costera que permanece como fondo invisible en todo lo que hace Skinny Dippers. No solo por su origen, sino por la forma en que su música invita a la contemplación y al recuerdo, este nuevo sencillo no rompe moldes ni intenta epatar, pero en su honestidad y sencillez radica su valor. Vale la pena escucharlo, dejarse llevar por esa curiosidad, y tal vez encontrar ahí un poco de uno mismo.