El músico Nate Hess, bajo el nombre de Bad & The Ugly, ha construido un espacio sonoro que se aparta de lo convencional. Su propuesta se nutre de influencias como Andy Shauf y City and Colour, pero se distingue por un tono acústico más oscuro y envolvente. Con dos EPs autoeditados, Skin and Bones y Slept in the Pages, Hess ha logrado captar la atención de audiencias nacionales e internacionales, mostrando que su tránsito del hardcore hacia un folk cargado de sombras no es un accidente, sino una evolución consciente.
En este contexto aparece su versión de “Something in the Way (Nirvana Cover)”, una interpretación que no busca replicar la crudeza original de Nirvana, sino dialogar con ella. La canción conserva el aura misteriosa y los tintes oscuros que la hicieron emblemática, pero se filtra a través de la sensibilidad acústica de Hess. El resultado es un contraste entre lo áspero y lo íntimo, donde las armonías fantasmales refuerzan la sensación de un rock desnudo, sin adornos, pero con matices propios.
La trayectoria de Bad & The Ugly respalda esta lectura. Haber compartido escenario con artistas como Kevin Devine o Dan Andriano le ha permitido consolidar un estilo que se sostiene en la honestidad lírica y en un sonido que evita caer en clichés regionales. Su música parece surgir de un lugar indeterminado, como si el viento la arrastrara desde un paisaje desolado, y esa cualidad se refleja con claridad en su acercamiento a la obra de Nirvana.
Al escuchar “Something in the Way (Nirvana Cover)”, se percibe un diálogo entre pasado y presente. No se trata de un homenaje complaciente, sino de una reinterpretación que expone la esencia cruda del tema y la coloca en un terreno distinto. Hess logra que la canción se escuche como un eco que viaja por un cañón sonoro, donde cada silencio pesa tanto como cada nota. Es ahí donde Bad & The Ugly reafirma su identidad: un músico que transforma la herencia del rock en un paisaje acústico sombrío, sin perder la honestidad de su voz.
Desde su formación a finales de los años ochenta en Weilheim, Alemania, The Notwist se ha convertido en una de las bandas más influyentes e inclasificables de la música alternativa europea. Su trayectoria es un ejercicio de transformación: de sus inicios ligados al noise y al post-hardcore, el grupo evolucionó hacia un universo sonoro donde conviven el pop experimental, la electrónica detallista, el indie rock emocional y un inconfundible pulso kraut. Esa capacidad de mutar sin perder identidad los ha convertido en un referente para oyentes, músicos y productores que buscan en la música algo más que una fórmula repetida.
Comandado por los hermanos Markus y Micha Acher, junto a Cico Beck en su formación más reciente, The Notwist ha construido un lenguaje propio: texturas electrónicas que respiran, melodías que emergen entre el ruido, ritmos que avanzan como engranajes precisos, voces que sugieren más de lo que afirman. Su obra maestra de 2002, Neon Golden, consolidó ese estilo y los posicionó internacionalmente como una de las propuestas más frescas y visionarias de su generación.
El proyecto regresa con “X-Ray”, un sencillo que reafirma su capacidad para reinventarse sin abandonar la esencia que los ha convertido en una de las bandas más influyentes del indie experimental europeo. Este nuevo adelanto de su próximo álbum News from Planet Zombie condensa la intensidad emocional de un mundo acelerado, caótico y saturado, transformándola en un himno luminoso que pulsa entre la ansiedad contemporánea y la necesidad urgente de conexión.
“X-Ray” se mueve con naturalidad entre el pop experimental, el indie rock electrónico y ese kraut-pop minimalista tan característico de la banda. La canción avanza con un impulso rítmico hipnótico y capas de distorsión que se expanden como ondas en el aire, generando un paisaje sonoro tan físico como emocional. Es una pieza que irradia energía colectiva: cada golpe de batería, cada textura electrónica y cada línea melódica parecen empujar hacia una especie de liberación compartida.
Lejos de caer en el mero caos, The Notwist consigue equilibrar la explosividad del tema con una sutil melancolía. Esa mezcla es, precisamente, lo que permite que “X-Ray” funcione como una radiografía del presente: un retrato de un tiempo marcado por la incertidumbre, la hiperestimulación y la urgencia permanente, pero también por la búsqueda de humanidad entre el ruido.
Cherry Makes Waves es una productora, cantante y creadora visual nacida en Letonia y actualmente activa en distintos países de Europa, Cherry se ha convertido en una figura que destaca por su enfoque, en su música conviven el indie pop dreamy, el synthpop cinematográfico, el rock y el trip-hop con matices tribales, todo fusionado bajo una sensibilidad artística que prioriza el riesgo y la autenticidad.
La obra de Cherry Makes Waves se distingue por su habilidad para crear atmósferas envolventes, en las que cada canción funciona como un capítulo dentro de un universo propio. Esa cualidad cinematográfica no es casualidad: además de componer y producir, Cherry dirige y edita sus propios videoclips, construyendo un lenguaje visual que complementa y amplifica su propuesta musical. Su identidad artística está marcada por la experimentación, el juego con el tempo, la búsqueda de texturas sonoras poco convencionales y una voz capaz de moverse entre la vulnerabilidad etérea y la potencia expresiva.
Con Home By Eleven, Cherry Makes Waves entrega su proyecto más ambicioso hasta la fecha: un álbum que captura la energía inquieta de crecer, de buscar respuestas, de perseguir sueños con la misma intensidad con la que uno intenta llegar “a casa antes de las once”. Desde Ámsterdam, la artista letona—productora, vocalista y creadora audiovisual—construye un trabajo en el que el dance pop se transforma en una narrativa sobre el tiempo, la identidad y la velocidad emocional de la juventud.
A lo largo de once canciones, el disco despliega un universo sonoro vibrante: bajos que avanzan como pulsos eléctricos, sintetizadores que brillan como luces nocturnas y beats que sostienen una sensación de movimiento constante. Sin embargo, lo que distingue a Home By Eleven no es solo su capacidad para hacer bailar, sino la forma en que cada pista contiene un relato. Cherry hace del pop un vehículo para la memoria, para el vértigo de crecer y para ese instante en el que uno se reconoce a sí mismo en medio del caos.
El Track x Track de Home By Eleven
1. Yeah
“Yeah” abre el álbum con una explosión de energía y drums, funcionando como un manifiesto sonoro con sintetizadores que brillan como luces de neón y percusiones que marcan el ritmo de una noche que apenas comienza, convirtiendo el “Yeah” del título en un grito que empuja al oyente a adentrarnos en su propuesta.
2. One Level Higher
“One Level Higher” es un himno pop-electrónico. Aquí, Cherry construye una atmósfera futurista donde cada beat simboliza un paso hacia una mejor versión personal. La canción es un viaje de auto–elevación, donde se dejan atrás hábitos, personas o creencias que impiden crecer, y se abraza la idea de “subir un nivel”, tanto en lo emocional como en lo espiritual. Su voz navega entre capas de sintetizadores y arreglos que evocan misterio, como si la canción fuera el soundtrack para avanzar en cámara lenta hacia un destino inevitable.
3. Regulate Your Mess
En “Regulate Your Mess”, Cherry mezcla humor ácido, lucidez emocional y un sonido vibrante. Es un tema que combina actitud con un toque juguetón, mientras la artista canta desde una posición de claridad: ella no tiene intención de cargar con dramas ajenos. El track vibra con texturas electrónicas que se agitan y se reorganizan, imitando precisamente el proceso de “regular” lo que está fuera de control.
4. Home by Eleven
“Home by Eleven” es una pieza melancólica disfrazada de una balada electrónica luminosa. Entre sintetizadores ochenteros, la canción retrata esa sensación de regresar antes de tiempo, ya sea literal o emocionalmente: volver cuando la noche aún promete cosas, o retirarse cuando una relación ya no vibra igual. Cherry construye una narrativa donde la soledad no es un destino triste, sino un espacio íntimo de reflexión. Con atmósferas suaves, pads etéreos y una interpretación vocal energeticamente vulnerable, la canción captura el instante en el que decides proteger tu energía, incluso si eso significa irte antes de que alguien note tu ausencia.
5. Bisket Full
“Bisket Full” es pura picardía y sensualidad electrónica. Con un beat vibrante y melodías brillantes, Cherry convierte la metáfora del “bisket full” en un retrato juguetón del deseo: un hombre tan irresistible que es literalmente un canasto lleno de galletas. El tema gira alrededor de decisiones impulsivas, riesgos apasionados y ese estado mental electrificado que aparece cuando el deseo manda sobre la razón. La producción visual refuerza su intención ligera y divertida, y la vocal de Cherry se luce con dinamismo y actitud, capturando la esencia de una atracción que es imposible ocultar o racionalizar.
6. Dancing Like I Know Ya
“Dancing Like I Know Ya” se siente como ese momento en el que te cruzas con alguien por primera vez, pero tu cuerpo actúa como si lo conociera desde siempre. La instrumentación rítmica y luminosa refleja la sincronía entre dos energías que se encuentran sin necesidad de palabras. Es un tema seductor, festivo y un poco nostálgico, que evoca la magia inexplicable de una noche que fluye con naturalidad y que solo puede capturarse bailando.
7. Kids Chasing Clocks
En “Kids Chasing Clocks” nos adentra a una pieza llena de arpegiadores y un groove futurista, es una reflexión profunda envuelta en texturas dream-pop: una mirada a la juventud intentando alcanzar el tiempo, querer crecer demasiado rápido o luchar contra el miedo a quedarse atrás. La canción mezcla sensibilidad y una vibra que amplifica el sentimiento de correr sin saber exactamente hacia qué. Cherry canta con una ternura melancólica, recordando que todos hemos sido niños persiguiendo relojes, intentando atrapar momentos que inevitablemente se escapan. Es uno de los temas más emotivos del álbum, con una belleza tranquila y una producción que se siente como un sueño suspendido.
8. Bloody Mary
“Bloody Mary” es un estallido dramático y oscuro dentro del álbum, mezclando elementos de electropop con una narrativa que roza lo mitológico. Cherry juega con la figura del Bloody Mary como metáfora de enfrentar miedos internos o versiones pasadas de uno mismo que resurgen cuando menos lo esperas. La canción combina tensión, misterio y una sensualidad peligrosa, como entrar en una habitación roja iluminada por neón. Voces procesadas, pulsos rítmicos-electronicos y arreglos hacen de este tema una experiencia casi ritualista.
9. Sad on Internet
Con una mirada aguda a la cultura digital, “Sad on Internet” captura la contradicción emocional de sentirse triste en un espacio donde todo parece diseñado para la alegría superficial. Cherry explora la vulnerabilidad online, los filtros emocionales y la necesidad de mostrarse bien aunque por dentro todo esté desordenado. Su voz combina brillo pop con texturas más oscuras que simbolizan lo que se esconde detrás de la pantalla. Es un himno de sinceridad contemporánea, donde la artista retrata la fragilidad de la era hiperconectada.
10. Sea
“Sea” es una inmersión sonora en emociones profundas. Como su nombre lo sugiere, la canción fluye con ondulaciones melódicas y capas sonoras que se expanden como mareas, creando un ambiente introspectivo y conmovedor. Cherry utiliza el mar como metáfora de libertad, inmensidad y también de vulnerabilidad: un lugar donde podemos perdernos, limpiarnos o renacer. Su interpretación vocal es suave, casi acuática, como si flotara entre las olas. Es un track contemplativo, ideal para quienes buscan un momento de pausa emocional.
11. High & Dry
Cerrando el álbum, “High & Dry” ofrece una mezcla de desolación emocional y resiliencia. La canción describe el sentimiento de ser abandonado, el proceso íntimo de reconstruirse después de una decepción. Aunque está cargada de melancolía, la producción mantiene una claridad futurista, como si Cherry cantara mirando hacia un horizonte donde todavía hay esperanza. Su voz suena frágil y firme a la vez, transmitiendo la dualidad de aceptar el dolor y transformarlo en fuerza.
En conjunto, Home by Eleven se presenta como un álbum debut que no revela el universo creativo de Cherry, cada pista funciona como una ventana distinta a su sensibilidad artística: luminosa, inquieta, oscura, introspectiva y profundamente humana. A través de ritmos vibrantes, atmósferas futuristas y una narrativa que va de la euforia a la vulnerabilidad, Cherry logra capturar el vértigo de crecer sin dejar atrás la curiosidad infantil que impulsa a seguir soñando. El resultado es un trabajo cohesivo y cargado de personalidad.
El cantautor chileno Nico Wang sigue nos presenta su quinto sencillo, Ojitos de Miel, este tema se presenta como un puente sonoro que celebra la resiliencia, la conexión emocional y el emocionante paso hacia nuevos comienzos.
Con una mezcla de indie rock latinoamericano y melodías vocales propias del pop-rock chileno, Ojitos de Miel transmite un mensaje de apoyo incondicional: la fuerza silenciosa que aparece cuando alguien te ve de verdad. La canción refleja esa mano que acompaña en el silencio y la mirada que guía hacia la cumbre personal, ofreciendo esperanza y confianza en medio de la incertidumbre.
La génesis del sencillo comenzó en 2022 y su producción se completó en 2023 bajo la dirección de Raimundo Norambuena, mientras que la mezcla y masterización estuvieron a cargo de Nicolás Parra e Ignacio Ramírez en Blackvitamina, garantizando una calidad sonora impecable. La canción combina guitarras electrizantes, un ritmo marcado y melodías elevadoras, evocando la claridad emocional de bandas como Los Bunkers y Conociendo Rusia.
Con Ojitos de Miel, Nico Wang busca conectar con oyentes en Chile y Latinoamérica, ofreciendo una propuesta musical que combina contenido emocional profundo con ejecución artística impecable. Este sencillo confirma a Nico Wang como un artista en ascenso, capaz de resonar con quienes buscan música que inspire, conmueva y acompañe.
El proyecto musical Aukai, liderado por el multiinstrumentista alemán Markus Sieber, se ha consolidado como una de las voces más singulares dentro del ambient acústico y el folk minimalista contemporáneo. Con una sensibilidad que combina exploración técnica y profundidad emocional, Aukai crea composiciones que funcionan como refugios sonoros: espacios íntimos donde la música respira, se expande y acompaña al oyente hacia un estado de quietud interior.
Su próximo álbum, Chambers, anunciado para el 3 de marzo a través de Apapachoa Records, es quizá la obra que mejor encapsula la filosofía creativa de Sieber. Concebido como una “secuencia onírica de sonidos”, el disco fue grabado en solo tres días no consecutivos a lo largo de dos años, en el legendario Saal 3 del Funkhaus de Berlín. Este espacio –un estudio históricamente dedicado a ensambles de cámara y recientemente revitalizado por Nils Frahm– se convirtió en un catalizador fundamental: no solo por su diseño acústico altamente afinado, sino por su capacidad de resucitar memorias de la infancia del artista, quien creció escuchando la radio transmitida desde ese mismo edificio.
Chambers marca además un punto de inflexión: es el primer álbum en el que Aukai está completamente interpretado por Sieber. Armado con su guitarra de octava y su charango barítono, comenzó grabando bocetos que luego evolucionaron al incorporar instrumentos del propio Saal 3, como el órgano de lengüetas, el piano, la celesta y una serie de sintetizadores analógicos. El resultado es un tejido sonoro meticuloso y atmosférico, donde cada sonido parece surgir del diálogo entre el músico y la habitación misma.
El primer adelanto, “Vulture”, encapsula esta visión: un tema instrumental cálido y minimalista que combina cuerdas delicadas, silencios cargados de intención y un carácter espiritual que emerge de su simplicidad. Con una estética que abraza lo introspectivo, la pieza funciona como un microcosmos del universo de Aukai—un viaje hacia el adentro, hacia lo invisible y lo emocionalmente sutil.
La obra de Aukai se distingue por su capacidad de conectar paisaje y emoción, espacio físico y espacio interior. Sieber ha grabado a lo largo de los años en cabañas, estudios remotos y entornos naturales en América y Europa, siempre en búsqueda de lugares que amplifiquen la resonancia emocional de sus instrumentos. En Chambers, esa búsqueda encuentra un nuevo significado: un retorno simbólico a un hogar acústico que, más que un estudio, es un portal hacia el tiempo, la memoria y la transformación.
Con Chambers, Aukai no solo amplía su catálogo, sino que reafirma su lugar como uno de los artesanos más sensibles del sonido contemporáneo. Música para escuchar de cerca, para respirar con ella, para habitar el silencio sin miedo. Una invitación a detenerse y, por un momento, simplemente ser.
El cantautor británico Alexander Wolfe se ha consolidado como una figura sensible y honesta del panorama musical contemporáneo. Con una trayectoria marcada por la introspección, la poesía cruda y una habilidad excepcional para convertir experiencias difíciles en canciones profundamente humanas, Wolfe se ha ganado un lugar de culto entre quienes buscan música que no solo suene bien, sino que resuene.
Tras el aclamado Little Death (2019) —un disco celebrado por BBC 6 Music, CLASH, The Line of Best Fit y otros referentes de la crítica— el artista prepara su esperado nuevo álbum, Everythinglessness, previsto para enero de 2026. Este proyecto nace de un periodo de confrontación personal y sanación, incluido un paso por un centro de rehabilitación de salud mental en 2023. Lejos de ocultarlo, Wolfe lo sitúa al frente de su obra, con la convicción de que la vulnerabilidad es una fuerza transformadora.
Su reciente single, “To Feel Love”, revela el corazón emocional del nuevo disco. La canción aborda el escapismo, el alcohol como refugio momentáneo y el deseo casi desesperado de encontrar algo amor, emoción, sentido que haga la vida más llevadera. Con una producción que crece desde la calma hacia un estallido cinematográfico, Wolfe logra ese equilibrio mágico entre lo íntimo y lo épico que caracteriza su estilo. Su voz, atmosférica y confesional, guía la narrativa como si hablara desde un punto intermedio entre la herida y la esperanza.
En un momento en el que las conversaciones sobre salud mental y masculinidad están evolucionando, Wolfe aporta una mirada urgente. “Necesitamos más ejemplos de hombres fuertes que también sean suaves”, afirma, cuestionando los modelos rígidos que han definido la identidad masculina durante generaciones. Estas ideas se reflejan en el viaje narrativo del álbum: desde la dureza impuesta de The Toughening hasta la catarsis emocional de The Softening, que cierra el disco como un acto de reconciliación.
Musicalmente, Alexander Wolfe mantiene su sello: arreglos acústicos, capas vocales que rozan lo espiritual y una producción que envuelve al oyente sin saturarlo. Su obra recuerda por momentos a Guy Garvey o Nick Cave, pero siempre con una huella propia, marcada por un relato íntimo y un humanismo radical.
A través de sus canciones, Wolfe ofrece algo más que melodías: ofrece compañía. Sus historias hablan del duelo, la ansiedad, el amor y las pequeñas resurrecciones que nos permiten seguir adelante. Con Everythinglessness, no solo continúa una carrera sólida; también abre espacio para una conversación más honesta sobre lo que significa sobrevivir en un mundo que a menudo exige silencio.
Desde la costa norte de Boston, el proyecto Cold Engines surge como una respuesta creativa ante la inactividad. Fundado en 2015 sobre las cenizas de The Brew por David Drouin y Aaron Zaroulis, el grupo se ha establecido como una maquinaria de gira prolífica. Con nueve álbumes en su haber y más de 140 presentaciones anuales, han compartido escenario con veteranos como Los Lobos y Blues Traveler, demostrando un oficio que solo se gana con la constancia de la carretera.
Su propuesta sonora busca capturar la urgencia de la era dorada del pop, citando a The Police y Queen como referencias directas. Sin embargo, en su canción One Of Us Now, la banda opta por un enfoque diferente que resalta su capacidad de matiz. La pieza presenta un ritmo lento pero sumamente cuidado, construyendo una estética hermosa que se aleja de la velocidad para centrarse en la textura y la atmósfera general de la composición.
La canción se nutre de claras influencias rock, adornadas con brillos nostálgicos gracias a unas tendencias retro que encajan con total naturalidad. Sobre esta base instrumental, la voz se despliega de manera cálida y expresiva, dotando al tema de una humanidad palpable. One Of Us Now funciona como un respiro melódico dentro de su catálogo, ofreciendo una experiencia auditiva que privilegia la expresividad sobre el gancho inmediato.
Este nivel de ejecución les ha valido el reconocimiento como “Banda de Rock del Año” en los New England Music Awards. Con la incorporación de músicos de peso de la escena de Boston, Cold Engines ha evolucionado hacia una fuerza de power pop sin disculpas. Trabajos ambiciosos como “Gargantua” demuestran que, tras años de trayectoria, el grupo sigue explorando profundidades cinemáticas y emocionales en su sonido con resultados sólidos.
Los hermanos Cillian y Lorcan Byrne, bajo el nombre de Basciville, han trazado un camino particular desde su formación en 2016. Tras el lanzamiento de su EP debut y una extensa gira por Irlanda y Europa continental, el dúo decidió replegarse en su natal Wexford a finales de 2018. Este retiro no fue una pausa, sino una búsqueda deliberada de identidad sonora, un esfuerzo por refinar lo que habían experimentado durante años en la carretera para encontrar su verdadero sonido.
En su sencillo Your Own Head, esta búsqueda se materializa a través de una colaboración con la artista de alt-folk Ailbhe Reddy. La canción se presenta con un ritmo lento e íntimo, construyendo un espacio donde las voces de los protagonistas asumen el control total de la narrativa. Es un diálogo sonoro donde las armonías se entrelazan de forma cuidada, respaldadas por una instrumentación que prioriza la sutileza sobre la potencia.
La estructura musical de la pieza revela una base sólida de influencias folk matizadas con ligeros toques de rock. La sensibilidad de Ailbhe Reddy, conocida por desdibujar los límites entre lo personal y lo universal en su disco Personal History, complementa el enfoque de los hermanos Byrne. El resultado es una atmósfera reflexiva que permite apreciar la intención detrás de cada nota y la cohesión natural entre los intérpretes.
Lejos de la inmediatez de sencillos anteriores como ‘Shall We Gather’, esta propuesta denota la madurez alcanzada tras su periodo de aislamiento creativo. Basciville logra en Your Own Head una armonía bien pensada que invita a la escucha atenta y pausada. Es una muestra de cómo el tiempo fuera de los escenarios puede resultar en una obra que se siente honesta y necesaria para la evolución de su repertorio.
El proyecto Baby Condor es una invitación a un viaje sonoro muy específico. Los hermanos Nolle y Beinte Groen proponen una estética que evoca las carreteras americanas, el asfalto bajo el sol y las tardes de verano en Laurel Canyon. Su música no busca la inmediatez, sino crear un “mundo perdido” de cinco minutos, un vehículo para soñar o reflexionar.
Su canción Seventeen es un buen ejemplo de esta visión. La pieza combina elementos de country, folk y rock en una atmósfera que resulta accesible y cuidada. Es una propuesta donde la voz es fundamental, aportando una personalidad distintiva que define el carácter del tema y guía la instrumentación que la acompaña.
La textura de Seventeen se alinea con el método de trabajo de los hermanos. Utilizan instrumentación análoga y arreglos armoniosos como su principal medio de transporte sonoro. El resultado es una composición que, fiel a su objetivo, invita a la introspección o a la evasión, dependiendo de la disposición del oyente.
Aunque Baby Condor se describe a sí mismo como un proyecto libre de géneros, su identidad es claramente reconocible. Esa identidad reside en sus melodías sólidas y en sus letras narrativas. Seventeen es una muestra de un proyecto que valora la composición y la atmósfera por encima de las etiquetas predefinidas.
El colectivo de rock alternativo Hotel Mira, originario de Vancouver, opera bajo una premisa fundamental: la narración de historias. Este enfoque es impulsado por su carismático líder y compositor, Charlie Kerr. Su experiencia no se limita a la música; su trasfondo como actor y dramaturgo informa la composición de la banda, tratando toda expresión como un acto de narrar.
Esta filosofía se traduce en canciones como Don’t Break My Heart. La pieza es una representación precisa de su sonido, presentando un ritmo que es a la vez dinámico y explosivo. Es el tipo de energía que define al indie rock en su forma más directa, sirviendo como una sólida carta de presentación de la banda.
La intensidad de la canción cobra sentido al observar la presencia escénica de Kerr, descrita como una mezcla de Iggy Pop y teatro experimental. Su interpretación busca activamente romper la cuarta pared. Utiliza sus letras y melodías ondulantes para crear una conexión atenta con cada miembro del público.
Kerr no está solo en esta misión. El resto de Hotel Mira —Clark Grieve, Mike Noble y Cole George— proporcionan el paisaje sonoro. Es esta instrumentación la que permite que la pasión y el melodrama de cada canción envuelvan al oyente, completando la visión teatral del grupo.