Las huellas que dejan nuestras Perfect Imperfections

En la música de Will Rainier hay un pulso que no necesita prisa para llegar a su destino. Su nueva canción, Perfect Imperfections, se mueve con la calma de una conversación que se da en la mesa de un bar, mientras el reloj parece detenerse. Hay un ritmo que avanza con suavidad, acompañado por guitarras eléctricas cristalinas, pedal steel que se desliza como un suspiro y un toque de trompeta que se queda flotando en el aire. No es música para apurar, sino para dejar que cada detalle encuentre su espacio.

Rainier, radicado en Seattle, es un narrador que mira con simpatía a los personajes que se cruzan en su camino, reales o imaginados. En este tema, más que contar una historia concreta, ofrece una reflexión íntima: aceptar lo que somos sin maquillar las imperfecciones que nos hacen únicos. La voz, sincera y contenida, parece querer recordarnos que no hay nada que esconder, que en la rareza también hay verdad.



Perfect Imperfections forma parte de Smoke ‘em If You Got ‘em, su tercer álbum en solitario y el primero grabado en un estudio profesional. Allí, en Earth to Emma Studios, Rainier tomó las riendas de gran parte de los instrumentos y compartió la producción con su colaborador Chad Yenney. El resultado conserva la calidez de lo hecho a mano, pero con una claridad que permite escuchar cada capa, cada pequeña pieza que arma el paisaje musical.

La trayectoria de Rainier es la de alguien que ha explorado muchos caminos: del punk y el pop al indie rock, para luego asentarse en un terreno donde la Americana y el alt-country dialogan con influencias como Wilco, Nick Cave o Sharon Van Etten. En Perfect Imperfections no hay artificio, solo un recordatorio de que, al final, nuestras marcas, rarezas y contradicciones son lo que nos define, y que quizá la música, como las personas, se siente más viva cuando no intenta ser perfecta.


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