Same Eyes es una banda de synth-pop originaria de Ann Arbor, Michigan, quienes a traves de la música electrónica y el pop de los años 80, fusonan una energía vibrante y contemporánea. Formada en 2019 por Alex Hughes y Chad Pratt, Same Eyes ha logrado crear un sonido único que abarca desde el dream pop y el shoegaze hasta el minimal synth, todo envuelto en una atmósfera envolvente y etérea.
Con influencias diversas, donde el ambiente onírico de las bandas de rock ambiental pioneras se mezcla con la energía de una fiesta a las 3 de la mañana. El resultado es una experiencia sonora que captura la oscuridad asi como la luz, explorando los contrastes emocionales del mundo moderno.
El proceso creativo de la banda es interesante, ya que gran parte de su trabajo se ha producido a distancia, con Pratt en Michigan y Hughes en Ohio. A través del intercambio constante de ideas por correo electrónico, han logrado construir un sonido multifacético y vibrante que evoluciona constantemente. Con una base de ritmos inventivos, cortes de sintetizadores brillantes y capas densas de melodías superpuestas, Same Eyes crea canciones complejas pero accesibles, llenas de matices y texturas que invitan a la reflexión.
Don’t Let Go es una de las composiciones más destacadas del próximo álbum de Same Eyes, Love Comes Crashing. En este tema, la banda sigue explorando su característico estilo: capas densas de sintetizadores, líneas de bajo que flotan con suavidad pero que tienen un impacto profundo, y melodías que se deslizan suavemente en la conciencia del oyente. La canción se nutre de influencias del dream pop y shoegaze, pero también de la síntesis minimalista que caracteriza a muchos de sus temas anteriores. La producción, realizada en su propio estudio, tiene una atmósfera etérea que, junto a la masterización de Warren Defever (His Name Is Alive) en Third Man Records, logra una mezcla perfecta entre la claridad de los sonidos electrónicos y la calidez de las texturas más orgánicas.
El tema refleja la habilidad de Same Eyes para navegar entre lo introspectivo y lo expansivo, con la letra de Hughes que oscila entre la fantasía alucinógena y una visión cruda de la emoción humana. La lírica puede ser descarnada y realista, o transportarnos a paisajes irreales donde la realidad se diluye en la experiencia. Este contraste se convierte en el alma de la banda, que no teme desdibujar los límites entre la claridad y la confusión, el éxtasis y la desilusión.
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