Pop que brilla y duele: Cherry Makes Waves redefine lo cinematográfico

Cherry Makes Waves es una productora, cantante y creadora visual nacida en Letonia y actualmente activa en distintos países de Europa, Cherry se ha convertido en una figura que destaca por su enfoque, en su música conviven el indie pop dreamy, el synthpop cinematográfico, el rock y el trip-hop con matices tribales, todo fusionado bajo una sensibilidad artística que prioriza el riesgo y la autenticidad.

La obra de Cherry Makes Waves se distingue por su habilidad para crear atmósferas envolventes, en las que cada canción funciona como un capítulo dentro de un universo propio. Esa cualidad cinematográfica no es casualidad: además de componer y producir, Cherry dirige y edita sus propios videoclips, construyendo un lenguaje visual que complementa y amplifica su propuesta musical. Su identidad artística está marcada por la experimentación, el juego con el tempo, la búsqueda de texturas sonoras poco convencionales y una voz capaz de moverse entre la vulnerabilidad etérea y la potencia expresiva.



Con Home By Eleven, Cherry Makes Waves entrega su proyecto más ambicioso hasta la fecha: un álbum que captura la energía inquieta de crecer, de buscar respuestas, de perseguir sueños con la misma intensidad con la que uno intenta llegar “a casa antes de las once”. Desde Ámsterdam, la artista letona—productora, vocalista y creadora audiovisual—construye un trabajo en el que el dance pop se transforma en una narrativa sobre el tiempo, la identidad y la velocidad emocional de la juventud.

A lo largo de once canciones, el disco despliega un universo sonoro vibrante: bajos que avanzan como pulsos eléctricos, sintetizadores que brillan como luces nocturnas y beats que sostienen una sensación de movimiento constante. Sin embargo, lo que distingue a Home By Eleven no es solo su capacidad para hacer bailar, sino la forma en que cada pista contiene un relato. Cherry hace del pop un vehículo para la memoria, para el vértigo de crecer y para ese instante en el que uno se reconoce a sí mismo en medio del caos.


El Track x Track de Home By Eleven

1. Yeah

“Yeah” abre el álbum con una explosión de energía y drums, funcionando como un manifiesto sonoro con sintetizadores que brillan como luces de neón y percusiones que marcan el ritmo de una noche que apenas comienza, convirtiendo el “Yeah” del título en un grito que empuja al oyente a adentrarnos en su propuesta.


2. One Level Higher

“One Level Higher” es un himno pop-electrónico. Aquí, Cherry construye una atmósfera futurista donde cada beat simboliza un paso hacia una mejor versión personal. La canción es un viaje de auto–elevación, donde se dejan atrás hábitos, personas o creencias que impiden crecer, y se abraza la idea de “subir un nivel”, tanto en lo emocional como en lo espiritual. Su voz navega entre capas de sintetizadores y arreglos que evocan misterio, como si la canción fuera el soundtrack para avanzar en cámara lenta hacia un destino inevitable.


3. Regulate Your Mess

En “Regulate Your Mess”, Cherry mezcla humor ácido, lucidez emocional y un sonido vibrante. Es un tema que combina actitud con un toque juguetón, mientras la artista canta desde una posición de claridad: ella no tiene intención de cargar con dramas ajenos. El track vibra con texturas electrónicas que se agitan y se reorganizan, imitando precisamente el proceso de “regular” lo que está fuera de control.


4. Home by Eleven

“Home by Eleven” es una pieza melancólica disfrazada de una balada electrónica luminosa. Entre sintetizadores ochenteros, la canción retrata esa sensación de regresar antes de tiempo, ya sea literal o emocionalmente: volver cuando la noche aún promete cosas, o retirarse cuando una relación ya no vibra igual. Cherry construye una narrativa donde la soledad no es un destino triste, sino un espacio íntimo de reflexión. Con atmósferas suaves, pads etéreos y una interpretación vocal energeticamente vulnerable, la canción captura el instante en el que decides proteger tu energía, incluso si eso significa irte antes de que alguien note tu ausencia.


5. Bisket Full

“Bisket Full” es pura picardía y sensualidad electrónica. Con un beat vibrante y melodías brillantes, Cherry convierte la metáfora del “bisket full” en un retrato juguetón del deseo: un hombre tan irresistible que es literalmente un canasto lleno de galletas. El tema gira alrededor de decisiones impulsivas, riesgos apasionados y ese estado mental electrificado que aparece cuando el deseo manda sobre la razón. La producción visual refuerza su intención ligera y divertida, y la vocal de Cherry se luce con dinamismo y actitud, capturando la esencia de una atracción que es imposible ocultar o racionalizar.


6. Dancing Like I Know Ya

“Dancing Like I Know Ya” se siente como ese momento en el que te cruzas con alguien por primera vez, pero tu cuerpo actúa como si lo conociera desde siempre. La instrumentación rítmica y luminosa refleja la sincronía entre dos energías que se encuentran sin necesidad de palabras. Es un tema seductor, festivo y un poco nostálgico, que evoca la magia inexplicable de una noche que fluye con naturalidad y que solo puede capturarse bailando.


7. Kids Chasing Clocks

En “Kids Chasing Clocks” nos adentra a una pieza llena de arpegiadores y un groove futurista, es una reflexión profunda envuelta en texturas dream-pop: una mirada a la juventud intentando alcanzar el tiempo, querer crecer demasiado rápido o luchar contra el miedo a quedarse atrás. La canción mezcla sensibilidad y una vibra que amplifica el sentimiento de correr sin saber exactamente hacia qué. Cherry canta con una ternura melancólica, recordando que todos hemos sido niños persiguiendo relojes, intentando atrapar momentos que inevitablemente se escapan. Es uno de los temas más emotivos del álbum, con una belleza tranquila y una producción que se siente como un sueño suspendido.


8. Bloody Mary

“Bloody Mary” es un estallido dramático y oscuro dentro del álbum, mezclando elementos de electropop con una narrativa que roza lo mitológico. Cherry juega con la figura del Bloody Mary como metáfora de enfrentar miedos internos o versiones pasadas de uno mismo que resurgen cuando menos lo esperas. La canción combina tensión, misterio y una sensualidad peligrosa, como entrar en una habitación roja iluminada por neón. Voces procesadas, pulsos rítmicos-electronicos y arreglos hacen de este tema una experiencia casi ritualista.


9. Sad on Internet

Con una mirada aguda a la cultura digital, “Sad on Internet” captura la contradicción emocional de sentirse triste en un espacio donde todo parece diseñado para la alegría superficial. Cherry explora la vulnerabilidad online, los filtros emocionales y la necesidad de mostrarse bien aunque por dentro todo esté desordenado. Su voz combina brillo pop con texturas más oscuras que simbolizan lo que se esconde detrás de la pantalla. Es un himno de sinceridad contemporánea, donde la artista retrata la fragilidad de la era hiperconectada.


10. Sea

“Sea” es una inmersión sonora en emociones profundas. Como su nombre lo sugiere, la canción fluye con ondulaciones melódicas y capas sonoras que se expanden como mareas, creando un ambiente introspectivo y conmovedor. Cherry utiliza el mar como metáfora de libertad, inmensidad y también de vulnerabilidad: un lugar donde podemos perdernos, limpiarnos o renacer. Su interpretación vocal es suave, casi acuática, como si flotara entre las olas. Es un track contemplativo, ideal para quienes buscan un momento de pausa emocional.


11. High & Dry

Cerrando el álbum, “High & Dry” ofrece una mezcla de desolación emocional y resiliencia. La canción describe el sentimiento de ser abandonado, el proceso íntimo de reconstruirse después de una decepción. Aunque está cargada de melancolía, la producción mantiene una claridad futurista, como si Cherry cantara mirando hacia un horizonte donde todavía hay esperanza. Su voz suena frágil y firme a la vez, transmitiendo la dualidad de aceptar el dolor y transformarlo en fuerza.


En conjunto, Home by Eleven se presenta como un álbum debut que no revela el universo creativo de Cherry, cada pista funciona como una ventana distinta a su sensibilidad artística: luminosa, inquieta, oscura, introspectiva y profundamente humana. A través de ritmos vibrantes, atmósferas futuristas y una narrativa que va de la euforia a la vulnerabilidad, Cherry logra capturar el vértigo de crecer sin dejar atrás la curiosidad infantil que impulsa a seguir soñando. El resultado es un trabajo cohesivo y cargado de personalidad.



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