“Pheromone”: el deseo que arde en silencio, según Danny Addison

Algunos artistas no solo cantan: confiesan, susurran y a veces hasta gritan con el alma. Ese es el caso de Danny Addison, una de las voces prometedoras de la escena indie-folk contemporánea. Con el lanzamiento de su álbum Porcelain en el verano de 2025, Addison se posiciona como un narrador honesto e intrépido.

El primer adelanto de este trabajo, “Pheromone”, es una pieza que vibra con deseo, contradicción y una atracción casi animal. En ella, Addison canta sobre rendirse ante la tentación, ignorar las señales de alerta y dejarse arrastrar por impulsos inevitables. Su voz, suave pero cargada de urgencia, se entrelaza con una base musical rica en texturas: guitarras detalladas, arreglos vocales envolventes y una producción que crece con intensidad medida.



Pheromone trata de ceder ante el deseo y estar a merced de alguien. Es ignorar las banderas rojas y seguir el instinto, aunque las consecuencias sean evidentes. Es una canción sobre la adicción emocional, sobre lo salvaje y lo humano”, confiesa el propio artista.

Pero Porcelain no se queda en la superficie del deseo. Es un álbum que reflexiona sobre la fragilidad humana, el amor, la pérdida y la reconstrucción. Cada tema está impregnado de sensibilidad y fuerza lírica, desde la contemplación existencial en “And If” hasta la esperanza resignada de “Sense of Touch”. Con raíces en el folk clásico y una estética moderna y elegante, Danny Addison crea un universo sonoro donde la vulnerabilidad no es debilidad, sino el centro de su poder.

Originario de Hitchin y actualmente afincado en Manchester, Danny proviene de una familia musical y es un multiinstrumentista formado en el ámbito clásico. Su talento no ha pasado desapercibido: ha recibido el apoyo de BBC Introducing, ha participado en importantes festivales como AMAUK y ha llamado la atención de figuras como Bob Harris.

Con Porcelain, Danny Addison no solo lanza un álbum, sino una declaración artística: hay belleza en lo roto, hay poesía en lo que no se puede controlar. Y en canciones como “Pheromone”, esa belleza brilla con una intensidad que es imposible ignorar.


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