La historia de PIFFA comienza con un relato curioso y ficticio: en plena pandemia, este músico uruguayo fue supuestamente secuestrado por sus propios gatos en el barrio Malvín de Montevideo. Durante horas, se encontró atrapado en un baño y sometido a rituales extravagantes, incluyendo eventos relacionados con el café. Aunque su liberación ocurrió en tan solo un fin de semana, las ficticias peripecias de sus aterciopelados secuestradores se convirtieron en una fuente inagotable de inspiración para sus composiciones.

PIFFA encontró en esta estrafalaria historia la musa para sus canciones, que exploran excesos, situaciones inusuales y hasta la adicción al café. “No sé si está mal”, una de sus canciones emblemáticas, se burla de los vicios de la cotidianidad, desde el hábito de fumar hasta la obsesión por el café y las drogas. Esta canción, sin embargo, no solo se queda en la mofa, sino que transmite una sensación esperanzadora que celebra la libertad individual para elegir.



La música de PIFFA se nutre de una diversidad de influencias que reflejan su enfoque ecléctico. Bandas como Conociendo Rusia, Niña Lobo, Bandalos Chinos, Indios y Usted Señalemelo han dejado su huella en su estilo. Estos referentes artísticos argentinos y uruguayos han influenciado el enfoque musical y la estética creativa de PIFFA, contribuyendo a la singularidad de su propuesta sonora.

La mención recurrente del café en la música de PIFFA no es solo un elemento humorístico, sino un símbolo de su proceso creativo. La adicción al café, como se presenta en la ficción, se entrelaza con la pasión por escribir canciones, creando un vínculo indisoluble entre la cafeína y la inspiración.


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