“Don’t Get Lemon” es el fruto de la colaboración artística de los amigos de toda la vida Austin Curtis, Nicholas Ross y Bryan Walters, quienes forman este trío art-pop con base en Texas. Tras recorrer la costa oeste con su álbum debut “Hyper Hollow Heaven”.
El cantante Austin Curtis se presenta como un intérprete cuyo estilo se sitúa cómodamente entre el sensual balanceo de Elvis Presley y la fluidez camaleónica de David Bowie. Cada actuación es una batalla interna entre fuerzas masculinas y femeninas, marcada por movimientos de baile al estilo northern soul y la magnetismo desesperado de Joy Division. Acompañando a Curtis, el guitarrista/tecladista Nick Ross y el bajista Bryan Walters ofrecen una versión audaz y original de actos de new wave como Orchestral Manoeuvres in the Dark, Talking Heads y Simple Minds, así como contemporáneos como LCD Soundsystem, Alex Cameron y Cold Cave. Junto con el croar suave pero desesperado de Curtis, evocando a Morrissey y Bryan Ferry, los texanos anglófilos extienden sus manos a través del Atlántico para dar forma a un auténtico entendimiento de la cultura pop pasada y futura.
“Don’t Get Lemon” parece sumergirse en una temática que gira en torno a la tensión electrónica-pop, entrelazándose con las preocupaciones y ansiedades sobre el futuro del planeta. La banda busca encontrar humor y belleza en lo grotesco que nos rodea, creando una música de baile intrincada para aquellos que permanecen quietos, un torrente colorido de movimiento para un mundo frustrado sumido en la oscuridad.
“Say Something New For Once” se presenta como un comentario sutil sobre la trampa de los clichés en la música. Muchas bandas, en su búsqueda de expresión única, a menudo se pierden en las trivialidades y lugares comunes. La canción parece sugerir que la oportunidad de decir algo verdaderamente único está siempre presente, pero, irónicamente, caemos en la trampa de lo convencional.
