La cantante, guitarrista y compositora donostiarra Nuria Culla ha construido una carrera marcada por la búsqueda constante de nuevos sonidos. Desde sus inicios en 2013, cuando comenzó a actuar en solitario, ha explorado una gama de géneros que abarcan desde el indie-pop y el folk alternativo hasta estilos más complejos como el jazz y el soul.

En 2018, Nuria lanzó su primer trabajo discográfico en solitario, el EP “Lluvia de marzo en Venecia”, compuesto por cuatro canciones. Con un sonido suave y delicado, el EP permitía apreciar su sensibilidad como compositora y su habilidad para transmitir emociones profundas a través de su música.

Este primer EP marcó el comienzo de su trayectoria como solista, mostrando a una Nuria introspectiva, enfocada en el folk alternativo y el pop acústico, pero dejando entrever su capacidad para evolucionar hacia otros estilos más complejos.



El nombre de su segundo álbum, “Hamaika gau”, refleja no solo las once canciones que lo componen, sino también el cierre de un ciclo personal para Nuria Culla. Cada canción es una noche, una experiencia emocional y un sonido que representa un fragmento de su vida en los últimos años. La portada del disco, diseñada por Arturo Martín, captura visualmente este concepto, en una obra que complementa a la perfección la esencia del álbum, del cual se desprende el tema de “Fuego”

En contraste con su primer trabajo, “Lluvia de marzo en Venecia” (2018), un proyecto íntimo y acústico con guitarra y voz, “Hamaika gau” refleja un giro hacia un sonido más elaborado y eléctrico. Las once canciones que componen el álbum ofrecen una rica diversidad de sonidos, texturas y emociones que demuestran la madurez artística de Culla.

Este disco ha sido grabado y producido por Josu Erviti en su estudio de Pamplona, y cuenta con la participación de un grupo de talentosos músicos. Estos instrumentistas aportan una variedad de matices que enriquecen las composiciones de Nuria, dándoles mayor profundidad y dinamismo.

El nombre del álbum, “Hamaika gau”, refleja no solo las once canciones que lo componen, sino también el cierre de un ciclo personal para Nuria Culla. Cada canción es una noche, una experiencia emocional y un sonido que representa un fragmento de su vida en los últimos años. La portada del disco, diseñada por Arturo Martín, captura visualmente este concepto, en una obra que complementa a la perfección la esencia del álbum.


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